Es innegable que Diablo fue un gran hito en la historia de los videojuegos. Podría decirse que fue el padre de los juegos de rol tipo dungeon crawler y hack’n’slash, creando escuela y múltiples clones posteriores que hicieron uso de dicha fórmula para ganarse, en mayor o menor medida, su sitio en el mercado.
Para los neófitos en el tema, este género supone un fácil acercamiento a posteriores aventuras un poco más complicadas, del tipo Baldur’s Gate o el más cercano Divinity: Original Sin 2, por poner varios ejemplos; dado que son juegos de corte sencillo, en los que nosotros elegimos la dificultad en la que queremos comenzar y siempre tenemos unas pautas bien marcadas a seguir para progresar en la historia: matar bichos, hacer misiones, explorar mazmorras, saquear botín, equiparnos con todo lo que podamos y aumentar las estadísticas y habilidades de nuestro personaje para seguir matando más bichos.
Es dentro de este género donde nos encontramos también a la saga Torchlight, cuya segunda entrega acaba de aterrizar en formato digital para consolas (PlayStation 4, Xbox One y Nintendo Switch) hace apenas unos días, casi 7 años después de su lanzamiento inicial para PC en Steam y justo a tiempo para celebrar el décimo aniversario de esta querida saga.
Tanto tiempo ha pasado que el propio estudio que lo creó, Runic Games, ya no existe (aprovecho para comentar que en dicho estudio trabajaban varios miembros del desarrollo original de Diablo, de ahí que se entiendan muchas cosas); y que ha sido Panic Button, un estudio especialista en portear muchos juegos antiguos a nuevas generaciones de consolas, los encargados de darle esta segunda vida a Torchlight 2, el cual pasamos a analizar en profundidad en las siguientes líneas.
Eligiendo al héroe
Torchlight 2 sigue la estela de su predecesor, en el que con varios aventureros descendíamos a las profundas minas situadas en el pueblo de Torchlight para enriquecernos y acabar con el mal que las infestaba.
En esta segunda parte, una especie de gólem mecánico llamado el Alquimista (que parece sacado de Warhammer 40000) surge de dichas minas arrasando el mundo a su paso. Como es de recibo, seremos nosotros los encargados de pararle los pies, eligiendo para ello un héroe de entre una de las cuatro clases que nos otorga el juego:
- Berserker: Todo fuerza bruta y habilidades cuerpo a cuerpo. Ideal para aquellos que golpean primero y preguntan después.
- Forastero: El cazador por excelencia, especializado en armas y habilidades a distancia, usando su destreza y evasión para salir victorioso.
- Mago de Ember: El hechicero, especialista en todo tipo de conjuros de fuego, hielo o plasma para volatilizar a sus rivales. Abracadabra en estado puro.
- Ingeniero: Un constructor capaz de crear todo tipo de inventos que amplíen su arsenal de destrucción. Y con solo tres FP a sus espaldas.
Pese a la variedad de clases, sin embargo, las opciones de personalización son un poco escasas; encontrándonos con que el juego nos deja elegir el género de nuestro personaje, y entre 4 y 10 opciones distintas de rostro, cabello y color del pelo. No obstante, será en este momento cuando descubramos con una de las opciones más interesantes del título, ampliada respecto a su predecesor: la mascota.
En Torchlight 2 nunca combatiremos a solas, dado que siempre nos acompañará un fiel amigo que elegiremos entre un amplio abanico de posibilidades. De base podremos elegir entre lobo, gato, bulldog, pantera, papillon, hurón, chakawary (una especie de lagarto a dos patas), halcón, búho, tejón, alpaca, panda, ciervo y, llegado desde la saga Half Life, el mítico Headcrab.
Sorprende ver que aquí tenemos mayor libertad de personalización que en nuestro propio personaje donde, por ejemplo, al cambiar el aspecto del panda, este puede ser un oso pardo, por ejemplo. También podemos dar nombre a esta mascota, lo cual es un curioso aliciente para los que siempre hemos querido tener un búho llamado Arquímides.
Además tendremos varias mascotas exclusivas dependiendo de la plataforma del juego, encontrándonos con el Unicornio en la versión de Nintendo Switch, el Hada en PlayStation 4 y el Diablo Fundido en Xbox One; así como el goblin Yapper para los que reservasen el juego.
Metiéndonos en faena
Cuando tengamos decidido a nuestro personaje, comenzaremos la aventura a la vieja usanza. Nuestro acompañante y guía quedará malherido y dejará en nuestras manos avisar a la ciudad de turno del inminente ataque del Alquimista, por lo que ya desde los primeros minutos de juego nos hallaremos en la única compañía de nuestra mascota, que atacará de cerca. Esto nos vendrá bastante bien si elegimos al Mago o al Forastero, dado que nuestro cuerpo a cuerpo, de base, no será uno de nuestros puntos fuertes.
El juego se desarrollará exactamente igual que cualquiera de la familia: iremos avanzando en perspectiva isométrica por enormes y variadisimos mapeados que iremos revelando poco a poco (desde bosques de inspiración oriental a pantanos, cumbres nevadas, pueblos y ciudades), y siendo guiados por todo tipo de misiones principales y secundarias que los habitantes de este curioso mundo lleno de vida tengan a bien otorgarnos. Cuando cumplamos dichos requerimientos, nos darán una importante cantidad de experiencia, dinero y una pieza de equipo a elegir entre varias opciones.
Todo sea dicho. Los enemigos en sí no suponen una gran dificultad, dado que ya desde bien temprano contamos con un gran arsenal de habilidades/conjuros con los que mantener a raya a hordas de monstruos; aunque bien es cierto que, de vez en cuando, nos tocará retroceder a una posición más alejada del combate con el que sangrar un poco más a nuestros rivales.
Llegado el momento, podremos echar mano de las clásicas pociones de salud y maná para recuperar nuestras energías; todo a favor de salir airosos y ganar montones de puntos de experiencia con los que subir de nivel.
¿Qué hay hoy en el menú?
El menú del juego es muy intuitivo, encontrándonos con varias pestañas que ordenan perfectamente cada aspecto de nuestro personaje.
Dentro de la pestaña principal podremos equipar a nuestro héroe con lo que vayamos recolectando durante el juego, pudiendo comparar qué estadísticas mejorarán o no dependiendo de la pieza de equipo que queramos lucir. Una novedad curiosa respecto del equipo es que, normalmente, tendremos dos requerimientos para poder usar equipo nuevo: llegar a determinado nivel de personaje o aumentar determinados puntos en nuestras estadísticas (fuerza, agilidad, magia, etc…) de tal modo que, con solo cumplir uno de dichos requisitos, podremos equiparnos los objetos nuevos.
También tendremos otra pestaña con tres ramas de conjuros/habilidades donde, por cada nivel que subamos, podremos gastar un bien merecido punto en desbloquear una nueva habilidad o subir de nivel una que ya tengamos y elegir un acceso rápido al que añadir dicho ataque (es aquí donde se notan especial y positivamente los nuevos controles mejorados y adaptados para consola) para no distraernos durante el fragor de la batalla y tener un estilo de juego mas directo y dinámico. Esto nos dará un mayor abanico de personalización de nuestro héroe, pudiendo centrarnos en mejorar una rama de talentos al máximo o ir subiendo un poco de cada una, en función del modo en el que nos guste combatir.
Y nuevamente sorprende el apartado de las mascotas: una de las pestañas más geniales es la de nuestra mascota. En ella podremos equiparle distintos collares que aumentarán sus estadísticas base, hacer que aprenda determinadas habilidades para que nos eche una mano, o llenar sus alforjas de toda la morralla que no nos haga falta. Esto último es muy interesante dado que, si se nos llena el equipo en medio de una mazmorra y no tenemos ningún pergamino de portal a la ciudad, podremos hacer que nuestra mascota haga de recadero y vaya a vender todo lo que nos sobre; e incluso que nos traiga algunos objetos que nos sean necesarios (eso sí, la mascota tardará unos cuantos segundos en regresar a nuestro lado, momento en el que estaremos solos ante el peligro).
Además, podremos alimentar a nuestro compañero con todo tipo de peces que pescaremos sin coste gracias a sencillos minijuegos (de pulsar el botón en el momento justo) en la ciudad base o en algunos puntos de las mazmorras; y que cambiarán su apariencia y ataques durante un determinado número de minutos (dependiendo de la calidad de la captura).
En nuestro caso, por ejemplo, convertimos a nuestro oso panda en una enorme araña de cueva que lanzaba hilos y veneno a nuestros enemigos. Este último punto otorga un nuevo nivel de personalización a dos bandas que no suelen tener la mayoría de estos juegos en el caso de que nos guste jugar en solitario.
Mazmorreando voy, mazmorreando vengo
Como buen juego de rol, la mayor parte de las misiones tanto principales como secundarias (sobre todo en estas últimas), consistirán en meternos en todo tipo de mazmorras de uno o varios pisos de profundidad para cumplir con el encargo.
Uno de los pequeños puntos débiles de este juego para el ojo inexperto, quizás, pueda ser que algunas mazmorras se parezcan mucho entre sí; y durante las primeras horas veremos como por cuarta vez nos adentramos en el mismo estilo de lugar: tétricas catacumbas de corte medieval llenas de muertos vivientes y fantasmas. Esto, a priori, puede resultarnos algo pesado y dejarnos con cierta sensación de “deja-vu” constante, pero gracias al mapa que podremos tener en todo momento desplegado en la esquina superior derecha, sabremos si hemos pasado por ese pasillo o ya hemos estado en aquella sala llena de telarañas. Sin embargo hay que tener en cuenta el sistema de generación de mazmorras procedurales aleatorias, gracias al cual siempre que revisitemos la misma mazmorra en otra partida, esta estará distribuida de forma distinta, aportando un toque de frescura a nuestras nuevas exploraciones.
Las mazmorras estarán repletas de materiales rompibles (desde ánforas a baúles y sarcófagos) que dotarán de jugosas recompensas a los exploradores más intrépidos y concienzudos; aunque a veces podamos llevarnos una sorpresa de lo más desagradable al accionar una trampa de veneno o explosiva, entre otras, al romper un determinado objeto.
En cuanto a los enemigos, estos vendrán siempre en hordas de varios monstruos, haciendo que los combates sean tan desenfrenados como gloriosa la matanza; pese a lo cual no habrá bicho que pueda tosernos en cuanto hayamos ganado un poco de nivel en nuestra partida. Al respecto, los más complicados son los monstruos élite (distinguibles por un marco especial en torno a su nombre cuando los marcamos como objetivo), que tienen más fuerza, vida y habilidades en la manga, además de ir siempre rodeados de una cohorte de subalternos. Merecerá la pena derrotarles: acabar con estos siempre nos reportará una pieza de equipo especial, por supuesto.
Generalmente, en el último piso de la mazmorra nos encontraremos con el consabido mini-jefe al que tendremos que derrotar para completar la misión y desbloquear una recompensa aún mayor. Estos combates son los más divertidos, dado que suelen ser contra monstruos de mayor tamaño que siguen un patrón de ataque más o menos discernible (golpear el suelo cada cierto tiempo, llamar a súbditos para que le echen una mano, pringar de veneno el suelo para bajarnos la vida, etc…) y pondrán una dulce guinda al final de nuestras pequeñas aventuras subterráneas.
Con amigos siempre es más divertido
Amén de todas las opciones de personalización de cada uno de los cuatro personajes y sus mascotas, también cabe comentar que tenemos la opción de ajustar el nivel de dificultad para elegir un reto aún mayor para los más duchos en la materia, lo cual hará que nuestros contrincantes sean más duros de pelar y nos obligará a que llevemos una estrategia más meditada que no lanzarnos al ataque a lo loco.
Además contaremos con un modo Nueva Partida Plus una vez hayamos completado la historia principal, de forma que podremos recomenzar nuestra aventura con todo nuestro equipo, experiencia y dinero intactos para seguir mejorando a nuestro personaje; y siempre tenemos la opción de jugar en cooperativo online con hasta tres amigos más, pudiendo formar nuestro propio (y variado) equipo de aventureros. Al respecto deja un sabor agridulce no contar con modo cooperativo local, una característica que Panic Button descartó por “no ser técnicamente factible”.
Esta última opción es la que le da el punto justo de sal a la fórmula, dado que podremos incluso usar un chat de voz añadido al juego para comunicarnos entre nosotros (lo cual en Nintendo Switch, que es la versión que hemos probado, es muy de agradecer ya que la consola es carente de opción para formar un grupo de audio desde la propia consola); y, si bien hemos detectado algún bug menor durante la partida, el estudio desarrollador ya ha confirmado que estos errores se subsanarán en próximas actualizaciones del título.
En esencia, Torchlight 2 es una aventura muy rejugable (nos llevará unas 30 horas aproximadas completar la historia principal, y sin contar con las bondades de la función Nueva Partida Plus) que hará las delicias de cualquier amante del género, con un mundo muy amplio y de colorida estética cartoon que nos invitará a sumergirnos una y otra vez, sea solo o en compañía. De modo que, ya sabéis, afilad bien vuestras espadas y cepillad a fondo el pelo de vuestra mascota para adentraros hasta el último rincón cada mazmorra en busca de alguna aventurilla que nos haga pasar un buen rato.
El Análisis de Torchlight 2 en números
Historia - 81%
Gráficos y Efectos Visuales - 84%
Jugabilidad - 83%
Banda Sonora y Efectos de Sonido - 80%
82%
Mascotas & Mazmorras
Un gran juego que pedía a gritos un port para consolas. El momento exacto para darse a conocer a los usuarios fuera de Steam y llevar hacer que la senda de los RPG brille con luz propia.